Delincuencia juvenil
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Sepan lo que los gobiernos se comprometieron a hacer, en el año 1995: El Programa de Acción Mundial para los Jóvenes: Delincuencia juvenil(A/RES/50/81)
G. Delincuencia juvenil
86. La delincuencia juvenil es un problema grave en todo el mundo. Su intensidad y gravedad depende básicamente de la situación social, económica y cultural de cada país. Con todo, hay pruebas fehacientes de que a nivel mundial ha aumentado la delincuencia juvenil conjuntamente con la recesión económica, en especial en sectores marginales de los centros urbanos. En muchos casos, los jóvenes delincuentes son "niños de la calle", que han estado expuestos a la violencia en su medio social inmediato, como testigos o como víctimas. Su nivel de instrucción básica es, en el mejor de los casos, deficiente; con demasiada frecuencia su socialización primaria en el seno de la familia es inadecuada, y su medio socioeconómico está conformado por la pobreza y la miseria. En vez de apoyarse exclusivamente en el sistema de justicia penal, la prevención de la violencia y el delito debería incluir medidas para promover la igualdad y la justicia y para luchar contra la pobreza y reducir la desesperanza de los jóvenes.
Propuestas de acción
1. Asignación de prioridad a las medidas preventivas
87. Los gobiernos deberían dar prioridad a las cuestiones y problemas de la delincuencia juvenil, prestando particular atención a las políticas y programas de prevención. Las zonas rurales deberían contar con oportunidades y servicios administrativos y socioeconómicos adecuados que permitan disuadir a los jóvenes de emigrar hacia zonas urbanas. Los jóvenes de las zonas urbanas pobres deberían contar con programas concretos de educación, empleo y esparcimiento, en particular durante las vacaciones escolares. Los jóvenes que han abandonado la escuela o que proceden de hogares deshechos deberían contar con programas sociales específicos que les ayudaran a mejorar su autoestima y su confianza para convertirse en adultos responsables.
2. Prevención de la violencia
88. Los gobiernos y otras organizaciones competentes, particularmente las organizaciones juveniles, deberían estudiar la posibilidad de organizar campañas de información y programas educativos y de capacitación para sensibilizar a los jóvenes acerca de los efectos perjudiciales en el plano personal y social de la violencia en la familia, la comunidad y la sociedad, enseñarles el modo de comunicarse sin violencia y promover la capacitación de modo que puedan protegerse y proteger a los otros contra la violencia. Los gobiernos también deberían crear programas para promover la tolerancia y un mejor entendimiento entre los jóvenes a fin de erradicar las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y fenómenos conexos de intolerancia, y de ese modo prevenir la violencia.
89. Para prevenir la violencia y el delito, debería promoverse mediante una política social favorable y dentro de un marco jurídico, el desarrollo de la organización social, particularmente a través de las organizaciones juveniles y de la participación de la comunidad. La asistencia de los gobiernos debería centrarse en fomentar la capacidad de la comunidad y de las organizaciones juveniles para expresar y evaluar sus necesidades en lo referente a la prevención de la violencia y el delito, formular y llevar a la práctica ellos mismos actividades en esa esfera y cooperar unos con otros.
3. Servicios y programas de rehabilitación
90. La miseria, las malas condiciones de vida, la educación deficiente, la malnutrición, el analfabetismo, el desempleo y la falta de actividades recreativas son factores que marginan a los jóvenes y que hacen así que algunos de ellos sean vulnerables a la explotación y a la delincuencia y otras conductas antisociales. Si se quiere que las medidas preventivas se orienten hacia las verdaderas causas de la delincuencia, debería haber programas y servicios de rehabilitación al alcance de quienes ya tienen antecedentes penales. En la mayoría de los casos, la delincuencia juvenil se inicia con delitos menores, como el hurto o la conducta violenta, cuya causa se puede conocer y corregir fácilmente, ya sea en instituciones o en el medio familiar o comunitario. Es más, el cumplimiento de la ley debe formar parte de las medidas de rehabilitación. Por último, se deberían respetar los derechos humanos de los jóvenes reclusos y habría que prestar gran atención a los principios de derecho penal que gobiernan la mayoría de edad penal.

Informe sobre la juventud mundial 2005
3. Delincuencia juvenil
79. La delincuencia juvenil abarca diversas violaciones de las normas jurídicas y sociales, desde delitos leves hasta delitos graves que hayan sido cometidos por menores. Con frecuencia se presentan a los jóvenes oportunidades ilícitas y se ven envueltos en actividades delictivas, consumen drogas y cometen actos de violencia, especialmente contra otros jóvenes. Las estadísticas muestran que, entre todos los sectores de la población, los jóvenes son quienes delinquen más activamente aunque, a la larga, la mayoría de ellos desisten de las actividades delictivas y antisociales.
80. Los jóvenes que viven en circunstancias difíciles a menudo corren el riesgo de convertirse en delincuentes. Se ha demostrado que la pobreza, las familias disfuncionales, el uso indebido de sustancias y la muerte de familiares son factores de riesgo de que los jóvenes se conviertan en delincuentes. La inseguridad provocada por un entorno social inestable aumenta la vulnerabilidad, y los jóvenes con poco desarrollo de aptitudes para vivir en sociedad tienen menos posibilidades de protegerse a sí mismos contra las influencias negativas de un grupo de coetáneos.
81. La inmensa mayoría de quienes cometen actos de violencia contra jóvenes en países desarrollados son de la misma edad y sexo de sus víctimas. En la mayoría de los casos son delincuentes varones que actúan en grupos. Los jóvenes de 16 a 19 años de edad son los más propensos a ser víctimas de violencia26. Los expedientes policiales indican que la tasa de delincuencia de adolescentes y hombres jóvenes adultos duplica con creces la de las adolescentes y mujeres jóvenes, y que las tasas de condena son seis o siete veces superiores.
82. En los países con economías en transición han aumentado drásticamente las tasas de delincuencia. Desde 1995, los niveles de delincuencia juvenil en muchos de esos países han aumentado en más del 30%. La delincuencia juvenil suele estar muy asociada al uso indebido de alcohol y drogas. En África, la delincuencia suele atribuirse fundamentalmente al hambre, la pobreza, la malnutrición y el desempleo.
83. Las tasas de delincuencia urbana tienden a ser más elevadas que las de las zonas rurales, lo que podría atribuirse a diferencias en el control y la cohesión sociales. Muchos de los pobres de las zonas urbanas viven en barrios de tugurios y asentamientos ilegales en viviendas hacinadas, insalubres y sin servicios básicos.
84. La delincuencia es en gran medida un fenómeno de grupo: la mayoría de los delitos juveniles son cometidos por miembros de algún tipo de grupo delictivo. Incluso es probable que los jóvenes que cometen delitos solos estén asociados a grupos. En algunos países, la actividad de jóvenes pandilleros aumentó en el decenio de 1990 cuando los medios de difusión popularizaron las culturas de pandillas, y los factores económicos y las menores oportunidades económicas provocaron un aumento de la pobreza en las zonas urbanas. Los grupos de delincuentes determinan el comportamiento de sus miembros y les impiden seguir caminos convencionales. Las probabilidades de ser víctima de la violencia son mucho mayores para los miembros de pandillas que para los miembros de otros grupos de jóvenes. Según un estudio, la participación en trifulcas pandilleras triplicó con creces las probabilidades de ser víctima de actos violentos27.
85. En algunos instrumentos de las Naciones Unidas se prefieren los enfoques sociales a los judiciales para el tratamiento de jóvenes delincuentes. En las Directrices de Riad se afirma que la prevención de la delincuencia juvenil es parte esencial de la prevención del delito en la sociedad, y en las Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la administración de la justicia de menores (Reglas de Beijing) se recomienda el establecimiento de medidas positivas para promover el bienestar general del menor y reducir la necesidad de que intervenga el Estado28. Suele considerarse que la intervención en etapas tempranas es la mejor forma de prevenir la delincuencia juvenil, y que la justicia restitutiva es la mejor forma de impedir la reincidencia.
86. Hay diversas opciones normativas para hacer frente a la delincuencia juvenil y al delito partiendo de dos criterios opuestos: o bien “frenar y neutralizar” o bien “captar y rehabilitar” a los jóvenes delincuentes. En las Reglas de Beijing se indicó que “siempre que sea posible, se adoptarán medidas sustitutorias de la prisión preventiva, como la supervisión estricta, la custodia permanente, la asignación a una familia o el traslado a un hogar o a una institución educativa29. El peligro de una mayor contaminación delictiva mientras los menores se encuentran en prisión preventiva debería promover la adopción de nuevas medidas innovadoras para evitar esa medida cautelar. La aplicación de la ley no es la única respuesta al comportamiento antisocial de los jóvenes, como tampoco es muy eficaz la labor puramente preventiva o represiva en el caso de jóvenes que ya han tenido problemas con la justicia. No siempre es necesario encarcelar a los jóvenes, pues hay pruebas de que los programas comunitarios son alternativas valiosas. Por otra parte, la detención de un pequeño grupo de delincuentes reincidentes, que se sabe que han cometido la mayoría de los delitos registrados, parece haber tenido un efecto positivo sobre la tasa de delitos.
87. Los jóvenes delincuentes suelen ser víctimas de exclusión económica y social. Hay una gran correlación recíproca entre las bajas tasas de delincuencia y la inclusión y el control sociales. En los últimos 10 años se han incrementado las prácticas eficaces que promueven la seguridad de la comunidad y reducen los delitos en las zonas urbanas, que incluyen el conocimiento acerca de diversas prácticas. Muchos de esos programas están acertadamente destinados a los jóvenes de mayor riesgo, o que viven en zonas de alto riesgo, y van desde intervenciones durante la primera infancia, programas educativos, fomento de liderazgo entre los jóvenes, mediación y formación para obtener empleo hasta programas de rehabilitación y reintegración. Para prevenir el comportamiento violento y hacer frente a la delincuencia, las comunidades tienen que adoptar estrategias que combinen medidas de prevención, intervención y represión.
88. Independientemente de los muchos cambios que se han producido en la composición y estructura de las familias en el mundo, la familia, como institución primaria de socialización de los jóvenes, sigue desempeñando una función importante en la prevención de la delincuencia juvenil y de los delitos cometidos por los jóvenes. La labor de prevención más eficaz gira en torno a la familia de jóvenes conflictivos, en especial jóvenes con graves problemas de conducta.
Footnotes:
26. Véase Alemania, Ministerio Federal del Interior y Ministerio Federal de Justicia, First periodical report on crime and crime control in Germany (Berlín, 2001).
27. Véase R. Loeber, L. Kalb y D. Huizinga, “Juvenile Delinquency and Serious Injury Victimization”, Juvenile Justice Bulletin (Washington, D.C.: Departamento de Justicia de los Estados Unidos, 2001).
28. Véase la resolución 45/112 de la Asamblea General.
29. Véase la resolución 40/33 de la Asamblea General.